Esa es una de las tantas cosas,
que nos permiten alcanzar su gracia…
aceptamos a Jesús, como nuestro único salvador
Leemos su palabra
Predicamos las buenas nuevas
Nos postramos ante su grandeza en oración…
Entonces llegan las bendiciones
Suceden los milagros
y su gracia se anida en nuestros corazones
permitiendo que él toque nuestras almas
y las deposite en las manos de su Padre…
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